miércoles, 14 de abril de 2010

Notas de lectura sobre Gueertz

La construcción del autor y del otro en los textos etnográficos

Gueertz reflexiona sobre la relación de los textos antropológicos, mas específicamente las investigaciones etnográficas y la dificultosa relación que presentan estos textos con la escritura, es decir la dificultades de evaluar los textos etnográficos como género literario.
La comunidad antropológica y el mismo público parecen valorar las etnografías en la medida que demuestren un alto grado de cientificidad y verdad medidos por la enumeración de un gran número de detalles, la ausencia de la huella autoral, la búsqueda de la transparencia y la objetividad en el relato.
Sin embargo la verosimilitud no depende de la enumeración factual empirista de rasgos culturales sino del efecto de lectura que permite ver al autor como penetrando otras culturas. Que una etnografía sea más verosímil que otra depende del efecto de sentido que crea el autor de que realmente estuvo allí.
Dos etnógrafos hacen el mismo trabajo de campo, estudiando la misma cultura, en el mismo lugar, al mismo tiempo, tomando las mismas notas; sin embargo el público otorga mayor veracidad a un relato que a otro; esto sólo se explica a partir de la forma en que están narrados los hechos y cómo se crea en el texto el efecto de lectura “estuve allí”.
Entonces se plantea la cuestión de cómo planificar la escritura de un relato etnográfico siendo consciente de la escritura y la subjetividad y al mismo tiempo realmente estudiar un hecho, una cultura; la dificultad que supone construir un texto que es a la vez científico y biográfico, mezclar la actitud olímpica del físico no autoral y la soberana autoconciencia del novelista hiperautorial.
El primer paso es observar los propios textos etnográficos, desde le principio, desde las páginas donde se describen la puesta en escena, las intenciones y la autorepresentación y nunca perder de vista la antropología supone el encuentro con el otro; frecuentemente la distancia etnográfica separa al lector de los textos y al mismo antropólogo del otro también, este distanciamiento puede conducir a una focalización del otro como algo primitivo, curioso y exótico; se debe entonces participar en el mundo del otro.

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